Como el susurro del viento, suave,
ante el roce de los labios,
luminosa, casi risueña,
te dirigías hacia la orilla.
La vida se desplegaba:
en tus risas, en los vaivenes,
en la mar anhelada,
en la espuma que danzaba...
Todo se esfumó, como un suspiro,
sobre tu piel efímera y pura.
Artur Álvarez
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