25 enero, 2024

En seducción, necesita mejorar.


El paquete de "Fortuna" que guardaba en el bolsillo derecho de sus vaqueros parecía tener una pelea constante con los dedos sudorosos de su mano. Entre el bullicio del paseo marítimo y la espera impaciente en la parada de autobús, Georges se encontraba de pie, en un estado de nerviosismo palpable.

Para él, esta cita era especial. Hacía mucho tiempo que no sentía esas mariposas revoloteando en su estómago, y presentía que esta vez podría ser diferente. Quizás finalmente encontraría el significado vital que había estado buscando, una manera de liberarse de los sentimientos frustrados que lo habían atormentado durante tanto tiempo.
En silencio, repasaba mentalmente su estrategia para causar una buena impresión. Quería agradar y estaba dispuesto, si era necesario, a recurrir a los tópicos habituales que la gente consideraba útiles en estas situaciones.
La noche anterior había pasado horas buscando consejos de seducción en internet, deseando despertar el interés de María, conocida entre amigos como "Mara".
Diez minutos después de la hora acordada, apareció por la calle la razón de su nerviosismo y emoción. Georges levantó la mano para saludarla y se acercó al encuentro con una sonrisa nerviosa que no lograba ocultar su desbordante ansiedad.
Junto a un "Hola Mara, estás radiante", se dieron dos besos en las mejillas como saludo.

–¿Hace mucho que estás esperando? –preguntó Mara–. Las mujeres, ya sabes... siempre tardamos un poco más de lo debido en una cita."

–No te preocupes. Habría esperado eternamente si fuera necesario –respondió Georges con la voz temblorosa.

–Bueno, ¿te apetece una cena al estilo italiano? He reservado una mesa en un restaurante que me encanta cuando quiero disfrutar de un buen 'antipasto' y un vino italiano de calidad.

–¡Qué bien! –exclamó Mara–. Me encanta la comida italiana.

El trayecto hacia el restaurante fue una oportunidad para que Georges calmara sus nervios mientras le explicaba a Mara las maravillas del Restaurante La Cueva de Filipo. Ella escuchaba con interés, asintiendo con la cabeza ante sus argumentos.
Una mesa para dos. Un comienzo prometedor. Georges levantó su copa de vino, invitando a Mara a brindar por el encuentro.
Intentó que la cena transcurriera con modestia, evitando caer en el narcisismo. Georges compartió algunos detalles sobre su pasado sentimental, especialmente sobre una separación frustrante. También habló sobre su trabajo y sus intentos fallidos de encontrar una nueva pareja.
Mara lo escuchaba atentamente, observando cada gesto y palabra con detenimiento para captar los matices de la persona frente a ella.
Ella también había pasado por una separación dolorosa y no estaba dispuesta a iniciar una nueva relación sin asegurarse de que Georges cumplía con sus expectativas.
A pesar de todo, se sintió cómoda durante toda la cena y trató de crear un ambiente relajado para aliviar la ansiedad de Georges.
Cuando terminaron los postres, tomó la mano de Georges y dijo:

–Georges, ha sido un placer compartir esta cena contigo. Hacía mucho tiempo que no me sentía así.

–Yo también he disfrutado mucho de tu compañía. Has hecho que el tiempo pase volando –respondió él.

–¿He estado a la altura de tus expectativas? –preguntó Georges con inseguridad.

La respuesta no se hizo esperar. Con sinceridad, ella dijo:

–Georges, la velada ha sido muy agradable. Pero... tengo una pequeña observación que hacerte: Durante toda la cena, no me has mirado a los ojos. Y yo quiero ver lo que dice tu mirada."

Artur Álvarez

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