14 enero, 2024

Nada pretendo

No ansío nada
y nada pretendo,
salvo sostener con dignidad
las hernias que el calendario ha forjado.
Ya no reprimo el grito sombrío
que se insinúa
en las cicatrices de mi garganta,
ni me avergüenza
exponer el vértice ensangrentado
de tantos labios quebrantados.
No solidifico el cinismo en mi interior,
ni convierto la sonrisa
en un tributo que nutre
el vientre de la hipocresía.
Ha llovido lo suficiente
para marchitar
la vanidad del narcisismo,
y mi piel comprende ahora 
la gramática que rige
las leyes de la existencia.
Ya no siento la urgencia
de aferrar lo desconocido
como si cada escalofrío
fuera un lamento ante el temor.
Por eso,
no anhelo nada y nada persigo,
salvo soportar el cansancio de los días
con la esperanza de que la sonrisa
engalane la fuente marchita de mi tiempo.

Artur Álvarez



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