07 febrero, 2024

Pero...¿Es verdad que el mundo se acaba?

 


Navegando por el extenso océano de publicaciones en Internet, me tropiezo con un titular que no pasa desapercibido: "El mundo se acabará en 20 años: estos son los motivos". Un artículo firmado por Sergio *Fernández en el periódico "QUÉ".

La prensa sensacionalista despliega su artillería de titulares impactantes, diseñados para atrapar la atención del lector, una estrategia que, por lo general, me repugna. Sin embargo, ante la contundencia de la afirmación y mi sensibilidad a flor de piel ante la delicada situación del planeta, me veo impulsado a sumergirme en las profundidades de ese titular que parece susurrar apocalipsis.

Al principio, una nota de alivio: "Que no cunda el pánico. Ante todo, tenemos que avisar que esto no es una predicción ni una afirmación." Un respiro momentáneo, aunque efímero. La gravedad de los argumentos presentados en el artículo sugiere una realidad sombría, un panorama que nos enfrenta a la inminencia de un punto de no retorno, a menos que cambiemos radicalmente nuestros paradigmas.

La pandemia a la que nos hemos enfrentado parece ser solo el preludio de lo que vendrá, advierten las autoridades sanitarias, augurando nuevas y más complejas crisis. Mientras tanto, el cambio climático avanza inexorablemente, poniendo en peligro nuestra propia subsistencia. A esto se suma una crisis económica que amenaza con hipotecar nuestro futuro.

Y como si esto no fuera suficiente, las tensiones geopolíticas añaden una capa más de incertidumbre. La creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, la injustificable invasión de Ucrania y el posible ocaso político de Putin en Rusia, son solo algunas de las sombras que se ciernen sobre el horizonte.

¿Dónde trazamos la línea entre la posibilidad de revertir esta aparente irreversible decadencia? ¿Cuál es el umbral entre la esperanza y la desolación?

En ocasiones, incluso la prensa sensacionalista puede desempeñar un papel crucial al abrir los ojos de la sociedad ante la gravedad de la situación. Lo que antes podía parecer una lectura escéptica del momento presente, hoy adquiere tintes de realidad inminente.

Artur Álvarez

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