08 marzo, 2024

¿Cuánto vale componer e interpretar en público una canción o cualquier otro acto creativo?

Escribir un poema para ser cantado, es un arte. Llenar un pentagrama de notas y silencios para que cada compás sea el somier donde descansar las estrofas de una canción, es un arte. Interpretar en un piano, o en cualquier otro instrumento, aquello expresado en la pauta musical, es un arte. Regular correctamente un equipo de sonido para que el público pueda escuchar adecuadamente cualquier interpretación, es un arte… Todo necesita tiempo y dedicación. Cosa que tiene valor y, además, también es una actividad que se puede desarrollar atendiendo al ámbito profesional. Por lo tanto, necesita una remuneración de acuerdo con los conocimientos y el tiempo empleado. Crear es un arte y, en muchos casos, una profesión.

Gracias al trabajo del artista, un grupo importante de negocios tienen justificación. Representantes, estudios de grabación, sociedades de autores, publicidad, librerías, transporte, vestuario, hostelería, comercios de arte y exposiciones, medios de comunicación… la lista es más extensa del que puede parecer, pero todos mantienen los negocios gracias al artista. Por ejemplo, en el caso de la música, el hecho de componer una canción e interpretarla con un grupo de músicos da trabajo a todos ellos. Y, está claro, estoy refiriéndome al sector más extendido, a los artistas de la segunda o tercera línea de flotación de la industria musical. En el ámbito de las estrellas "superstar", con seguridad, la desproporción asume otros baremos que se alejan de mi planteamiento. .

Hasta aquí, todo parece bastante obvio. Pero si nos paramos a analizar con más detenimiento la cuestión, hay algo que llama poderosamente la atención: el valor económico del trabajo creativo del artista es bastante inferior al percibido por la mayoría de profesiones satélites que intervienen alrededor de la industria que los mueve.

Lo que pasa es que, hay, mayoritariamente, un inmenso estrato de artistas (músicos, escritores, pintores…) que, ofreciendo un altísimo nivel de calidad, tienen que sobrevivir con las migas que les deja esta industria tan desproporcionada. Esto es un “déjà vu” en otros muchos grupos profesionales. Y si no que se lo preguntan al labrador que recibe una determinada cantidad para cultivar un producto y después resulta que, una vez tamizada por toda una serie de intermediarios, son ellos los que sacan un beneficio más grande por prestar sus servicios, con lo cual se produce un verdadero y desproporcionado desfase entre aquello que percibe el agricultor y el precio final del producto.

¿Quién sale casi siempre perdiendo? Sin duda el creador, el artista. Centrándonos nuevamente en esta segunda o tercera línea de flotación en el mundo artístico, si hacemos una simple comparación con lo cobrado en función del talento y tiempo invertido, el beneficio obtenido por cualquier intermediario es mucho más grande que el que recibe el creador. Por mucha inversión que utilice cualquier industria satélite, mi pregunta es la siguiente: ¿Qué el talento y los conocimientos no tienen valor?

Que nadie malinterprete mis palabras. Toda profesión necesita conseguir unos beneficios económicos de acuerdo con el trabajo realizado, pero aquello que es verdaderamente cuestionable son las actuales desproporciones. Cosa que, por otro lado, va en detrimento de la valoración del trabajo de los creadores y creadoras en general.
Por ejemplo, esos músicos que flotan por los escenarios para sobrevivir, se encuentran muy a menudo con situaciones en que se da a entender que tendrían que trabajar de balde. Parece que tocar unas canciones en un auditorio, una terraza o un pub, si no eres una "superestrella", no tenga valor. No cobrar o cobrar una miseria se considera normal. Por desgracia, vivir este tipo de situaciones, por cierto, bastante habituales, denota, por parte de quien hace este tipo de desprecio, un alto grado de inmadurez personal y cultural.

Ahora, pues, una vez puntualizados aspectos descritos anteriormente, lanzo nuevamente mi pregunta: ¿CUÁNTO VALE COMPONER E INTERPRETAR EN PÚBLICO UNA CANCIÓN O CUALQUIER OTRO ACTO CREATIVO?

Quizás, algunos de los posibles lectores o lectoras que han desairado el valor de la creación y el arte, ahora tengan todo algo más claro. Pero, desgraciadamente, gran parte de los artistas de esa otra órbita a la cual me refiero, se mueven entre la precariedad y la necesidad de refundarse.


Artur Álvarez

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