07 marzo, 2024

Eres lo que valoras


Lo que pensamos y lo que creamos es lo que determina nuestra actitud ante la vida, guía nuestro juicio y condiciona nuestro comportamiento. Además, marca el valor que damos a las cosas, filtrando lo correcto de lo incorrecto, lo bueno de lo malo.
Esas creencias o principios que fundamentan la vida, no solo reflejan nuestras preocupaciones y preferencias personales, también tienen un significado para los otros e incluso para la comunidad a la cual pertenecemos.
Necesitamos hacer juicios y tomar conciencia de los sentimientos y pensamientos de los otros. Y, por supuesto, determinar nuestra actitud teniendo en consideración la vida en común, en sociedad.
Por el hecho de vivir en una comunidad, tenemos derechos y deberes que garantizan el buen funcionamiento de la sociedad. Necesitamos entendernos, no solo como individuos, sino también como ciudadanos.

Pues bien, estas tres dimensiones son las más importantes a la hora de interiorizar que son los valores humanos y como actúan. Pero no son los únicos, podríamos referirnos a otros muchos. Valores como por ejemplo los espirituales, culturales, ambientales, estéticos, políticos…

No es la misma hablar de “lo que es”, planteamiento que aporta contenido que entendemos por conocimiento, que hablar de “lo que es bueno y lo que es malo” y de “lo que tendría que ser”. En el momento que está implícito un juicio, ya no estamos hablando de conocimiento, se trata de los valores. De esos principios por los cuales se rigen las personas, tanto en el ámbito individual, moral o social.

Por un lado, podemos establecer pautas a escala individual que marcan nuestro estilo de vida y nuestra personalidad. Valores que reflejen exigencias individuales y que consideramos correctas.
En términos generales, existen valores importantes y que todos reconocemos. Entre ellos, podemos destacar el respeto, la tolerancia, la honestidad, la responsabilidad, la justicia, la libertad…
Pero también compartimos criterios colectivamente. Criterios que garantizan la buena convivencia. Por ejemplo, la empatía, la humildad, el compromiso, la gratitud, el optimismo, la paciencia, la tolerancia, la amistad…

Por todo esto, a nivel personal, es fundamental poseer una escala de valores que esté edificada desde una base sólida. Es uno de los aspectos básicos para que la vida sea la más satisfactoria posible y que esas calidades que valoramos nos impulsen a actuar de una manera crítica y constructiva.
Por norma, los valores tienen una dimensión positiva y beneficiosa, pero también hay connotaciones negativas que determinan las conductas de muchas personas como puede ser el egoísmo, la arrogancia, el odio, la envidia… anti-valores que rigen las conductas de las personas inmorales. Personas con una escala totalmente distorsionada o que han perdido muchos de los valores esenciales. Distorsión o perdida causada por situaciones como por ejemplo conflictos familiares, problemas económicos, drogadicción…

Las personas con valores inmorales tienen comportamientos nada beneficiosos para la sociedad y para ellos mismos. Son egoístas, falsos, carecen de escrúpulos, no les importa hacer daño a los otros…
Si los valores nos hacen más humanos, los anti-valores nos deshumanizan. Y una sociedad deshumanizada no tiene futuro.

Para finalizar me gustaría recordar un sugestivo pensamiento del Dalai Lama, líder espiritual tibetano,Abre tus brazos al cambio, pero no sueltes tus valores”.

Te propongo que cojas un folio en blanco y que confecciones una relación ordenada de las diez cosas que más valores de la vida. Si después reflexionas sobre ellas, encontrarás, ciertamente, tu mejor fotografía.

Artur Álvarez

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