13 marzo, 2024

El escritor insaciable

Ernesto era un hombre con un don extraordinario: las palabras fluían de su mente como un río caudaloso, creando historias que cautivaban a todo aquel que las leía. Su pasión por la escritura era tan intensa que a menudo se olvidaba del mundo que lo rodeaba, sumergiéndose en sus mundos de ficción con una entrega total.Ana, su esposa, era su mayor apoyo y confidente. Aunque a veces le preocupaba su obsesión por la escritura, lo amaba profundamente y admiraba su talento. Ella comprendía que la escritura era su forma de expresar su alma, su manera de conectar con el mundo.Un día, después de una noche en vela escribiendo sin parar, Ernesto se sintió mareado y se desplomó sobre su escritorio. Ana lo encontró inconsciente y lo llevó al hospital, donde le diagnosticaron un agotamiento extremo. Tras varios días de descanso y cuidados, se recuperó por completo. La experiencia le sirvió como un toque de atención. Se dio cuenta de que, aunque la escritura era una parte vital de su ser, no podía descuidar su salud ni a las personas que lo amaban. A partir de ese momento, Ernesto encontró un equilibrio en su vida. Dedicaba tiempo a escribir, pero también disfrutaba de la compañía de Ana, de sus amigos y de la belleza del mundo que lo rodeaba. Su pasión por la escritura no se apagó, sino que se transformó en una fuerza aún más poderosa, alimentada por el amor y la experiencia de la vida real.

Artur Álvarez

No hay comentarios:

Publicar un comentario