20 marzo, 2024

La tierra de Tanabla

En la tierra de Tanabla, donde el agua se alza en vuelo y las palomas de escarcha surcan los cielos, se despliega ante nosotros un tapiz de sueños y realidades entrelazadas. Es un lugar donde la poesía se funde con el viento y cada gota de rocío narra su propia historia.
Aquí, en Tanabla, el agua no se limita a ser; se transforma y se eleva, adoptando la forma de aves heladas que brillan con la luz del amanecer. Las cascadas, con su majestuoso estruendo, parecen cantar melodías ancestrales que resuenan en el alma, mientras que los ríos, con sus sinuosos caminos de plata, abrazan la tierra con una ternura infinita.
Tanabla es un reflejo de la convivencia pacífica, un testimonio de cómo los seres humanos pueden coexistir en perfecta armonía con su entorno. Sus habitantes, sabios y contemplativos, han aprendido a interpretar el susurro de la naturaleza, a valorar cada vuelo acuático como si fuera un precioso regalo de la vida. Para ellos, la ecología es más que una disciplina; es una filosofía, una promesa de equilibrio y respeto.
Tanabla, ese país imaginario que nos enseña que en la fragilidad de la escarcha y en el grácil vuelo de sus palomas, se esconden lecciones profundas. Lecciones que, si somos capaces de atender, nos guiarán hacia un porvenir donde la sostenibilidad y la poesía se dan la mano, trazando el camino hacia un futuro en el que la humanidad y la naturaleza danzan en un eterno y armonioso ballet.

Artur Álvarez

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