En el constante zumbido
de las preocupaciones,
donde las demandas se entrelazan
en el aire viciado,
se deslizan las horas,
siempre insaciables,
y apenas encontramos espacio
para respirar.
de las preocupaciones,
donde las demandas se entrelazan
en el aire viciado,
se deslizan las horas,
siempre insaciables,
y apenas encontramos espacio
para respirar.
Viandantes, ignorando las miradas,
perdidos en su propio universo,
y la rutina, golpeando el calendario,
mientras buscamos nuestro lugar
en este remolino.
Así bailamos. Una danza caótica
de deseos y deberes,
ahogándonos en la urgencia,
pero entre el deseo y el naufragio,
¿dónde queda el ser?
Artur Álvarez
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